El estado de alarma, provocado por la pandemia paralizó abruptamente la celebración de los JJOO de Tokyo, e hizo lo mismo con eventos nacionales e internacionales deportivos.
Han sido meses duros, todo el país supeditado a contener el virus, y en esa estrategia de contención, desde el ámbito de los gobiernos centrales y autonómicos, toca ahora, además de convivir con el virus, estructurar, planificar y establecer líneas de trabajo – entre todo el mundo del deporte- eficientes y efectivas para que la protección a la salud como objetivo principal, de paso a la vuelta a las competiciones deportivas, porque al igual que otros sectores, tienen tras de sí relaciones laborales, derechos al ejercicio de la profesión, y a miles de personas que dependen de esta actividad, además de ser un sector productivo que mueve un porcentaje destacado de nuestro PIB.
Y, como es evidente, no pueden tomarse decisiones desde lo tendencial, o desde espacios federativos, o autonómicos porque sería errar la estrategia. Para ello conviene hacer una confluencia en esta vuelta a la competición desde los Ministerios de Cultura y Deporte, Sanidad, Trabajo y Exteriores con todos los interlocutores del deporte patrio.
Porque además de las competencias del Estado en las competiciones estatales – tanto ligas profesionales como no-, está el tema de la rigurosidad de los protocolos de salud- pues hablamos de prevención de riesgos laborales- así como de medidas que van a influir en contrataciones – ERTES, ERES o cierres patronales- por lo que será fundamental que esté el Ministerio de Trabajo; al igual que Exteriores, en esa proyección que muchos deportistas tienen de carácter individual o como colectivo, más allá del fútbol, en competiciones fuera de nuestras fronteras.
Siempre se ha hablado del concepto Marca España ligada íntimamente al deporte; un deporte que se ha configurado como seña de identidad de nuestro país, ha resuelto la imagen de un país, en la lejanía de su economía y situado en la esfera internacional como número uno.
Por eso ahora toca demostrar a estos deportistas y a este deporte, que de verdad que todos los que estamos en este sector debemos hacer un esfuerzo para que la pandemia, además de ser conscientes de las medidas sanitarias, requiere de todo un ejercicio de combinación de distintos factores, legales e institucionales, para que el deporte no quede paralizado.
Ni siquiera al albur de un Anteproyecto de Ley que ahora más que nunca debería ponerse sobre la palestra para su debate como ejercicio de modernización y de desafío ante lo que estamos viviendo. El hecho de estar sometidos a una pandemia no nos debe dejar al albur de la inercia.
El deporte y sus deportistas que son compromiso, esfuerzo y solidaridad debe tener el derecho a optar a una alternativa capaz de ponerlo en marcha, como así lo están intentando otros sectores productivos de este país. A veces se ha encajado esto del deporte en políticas subvencionistas, sin capacidad de generar o de ofrecer alternativas de carácter económico por considerar al deporte como un subproducto.
Pero las cifras vienen a decir lo contrario, represente más de dos por cien del producto interior bruto, y moviliza a casi un tercio de la población. Es por esto, que el deporte necesita de una política con mayúscula – de acciones coordinadas entre esos cuatro ministerios ( Deporte, Sanidad, Trabajo y Exteriores ), porque no se trata de volver al entrenamiento, sino de que los contratos de los deportistas no se suspendan o vayan al paro directamente, que se cierren los complejos e instalaciones deportivas – con lo que implica para ese conjunto de trabajadores- o que se garanticen los entrenamientos de miles de nuestros deportistas para futuras competiciones nacionales o internacionales.
Se trata, en definitiva, de un plan de choque, al que quizás se debería añadir con fuerza ese nuevo marco normativo, y planes de incentivación de un sector económico que puede resultar atractivo por lo que atrae de sector servicio, relación con el medio ambiente; así como fuente generadora de empleos de sectores juveniles, tan deficitario en nuestro país.
En ocasiones, se ha descrito a nuestro país como el país del buen deportista, del que es capaz de generar leyendas en el deporte, y las hay – grandes y significativas- pero ahora toca ponerse a buscar consensos entre todos- Gobierno Central y CCAA-; así como con las organizaciones deportivas- COE, Federaciones, Asociaciones de deportistas, Empresas, etc.
Para hacer un plan capaz de regenerar nuevas ideas y estrategias para que la pandemia no sea sólo un contexto que generalice una paralización del deporte, sino un hándicap al que hay que sobreponerse para hacer del deporte esa verdadera marca España. Y esto se consigue con la complicidad de todos, y no perdiendo la perspectiva del sector económico que representa y de imagen el deporte en nuestro país.
Fdo. María José López González
Abogada