MARÍA J. LÓPEZ GONZÁLEZDomingo, 09 de Agosto de 2020
Cierre patronal en el fútbol no profesional, con relaciones laborales consolidadas
La situación de pandemia que se está viviendo a lo largo y ancho de todo el mundo nos ha traído serias e importantes reflexiones, además de que nos deba hacer tomar medidas para erradicar lo que pocos esperaban, en el tiempo de las nuevas tecnologías, y del viaje inminente a Marte.PUBLICIDAD
Lo cierto es que esta pandemia, del COVID 19, ha puesto en alerta a todos los sistemas de salud del mundo, y los ha contraído respecto a su capacidad para hacer frente a un virus, que es muy contagioso, y ahora ya en menor grado patológico. En este momento ya una vez el virus evidenciado en los países, el efecto del mismo ha sido desigual, así como sus consecuencias. Hablemos en el caso de nuestro país, y concretamente en el deporte.
En nuestra realidad, excepto el fútbol y baloncesto – ligas profesionales- todas las competiciones se pararon en el escenario del estado de alarma. Y ahora, transcurrido ese tiempo, toca esa vuelta a retomar las actividades de todo tipo, para hacer que esta sociedad, con lo que ya sabemos del COVID19 se active y tratemos de evitar que los métodos de siglos pasados, en pleno siglo de las tecnologías, nos recluyan para retrotraernos a tiempos muy pretéritos. Porque esto choca, cuando como es mi caso, y perdón por el ejemplo personal, vengo de un lugar, por mi colaboración con una ONG,- Asociación Comité Ipiraga- donde existen situaciones de pandemias y la sociedad las hace frente, desde luego no recluyendo, sino monotorizando los focos, y medidas responsables de higiene y de hábitos de convivencia.
Cuando oigo el tema del confinamiento, me trae a la memoria la famosa Colônia Antonio Aleixo, antiguo leprosario de la ciudad de Manaos. Y me cuesta entenderlo, y habiendo conocido estas realidades.
¿Qué ocurre entonces cuando los denominados rebrotes, que no son tales, porque el virus no se ha ido, parecen devolvernos a tomar decisiones de paralización de las actividades? ¿quizás no hay un análisis de lo que está sucediendo? ¿realmente se están tomando esas medidas que ya conocemos y que son efectivas para hacer frente al virus – mascarillas, distancia social, e higiene?, o ¿hay una ausencia de diálogo entre los afectados para ir retomando las actividades con implicación o complicidad de todos?
Y todo ello me hace reflexionar sobre lo que se está publicando en los medios de comunicación en relación a la posible decisión, en este caso, de la Real Federación Española de Fútbol, sobre ralentizar la vuelta a la competición no profesional. Se trata, sin duda, de una decisión nada fácil, compleja, y desde luego de serias implicaciones, en relación a la situación laboral de muchos y muchas futbolistas, cuya liga no es profesional, pero, cuyas relaciones laborales son evidentes. De hecho, estaríamos hablando de más de cinco mil personas, entre futbolistas, de Liga Iberdrola, Liga Reto, Segunda B, Tercera División.
Por lo que esto significa que a pesar de que la decisión es meramente deportiva, de una institución privada, con delegación pública, tiene consecuencias directas en relaciones laborales de muchos y muchas ciudadanos/a de nuestro país. Y esto merece, grandemente, el consenso de todos, federación, clubes, y desde luego deportistas. Y más teniendo en cuenta, del hecho de mandar al paro, o en el peor de los casos, dejar sin ningún tipo de prestación a estos y estas trabajadoras.
La paradoja de este tema estriba en el hecho de que las empresas se ven abocadas a tomar decisiones contractuales, por mor de una entidad ajena a esa relación contractual. Y esto merece, por tanto, sin duda alguna, ese necesario diálogo entre clubes, federación y jugadoras/es.
Por lo que todo esto requiere de un consenso tan generalizado, que evite la judicialización de un deporte; así como, el escenario de un conflicto jurídico-laboral, en el que se debería requerir la intervención de las propias autoridades laborales, más allá de las deportivas de nuestro país.
No se puede tomar una decisión que afecta a miles de personas, bajo el efecto de una pandemia, sin antes tomar el contexto del consenso, porque si unos trabajadores de la liga profesional tienen derecho a ejercer su profesión, los otros trabajadores/as de una liga que no es profesional, pero que tienen contratos profesional no puedan ejercer su profesión, por el mero hecho de la calificación de la competición, que de sobra es conocido no condiciona su condición laboral. Lo que entrañaría una discriminación flagrante, además de situarnos en un contexto del denominado cierre patronal, que, en este caso, resultaría paradójico que se pudiera poner sobre la mesa, por quién no tiene la atribución de ejercitarlo, y pudiendo resultar lícito en ese deber de policía que señalaba Alonso Olea y Casas Baamonde, cuando hay una situación de peligro para la vida, o la integridad física.
Lo que, por tanto, no se puede hacer sin ese necesario de diálogo tomar medidas que signifiquen dejar en el aire a miles de contratos, cuando se pueden arbitrar actuaciones para el ejercicio de esa profesión, como así se garantizan para las denominadas ligas profesionales. Y en el caso de la Liga Iberdrola de la Primera División Femenina, si se me permite hacer un especial hincapié resultaría nuevamente discriminatoria para estas mujeres, y desde luego ese concepto de la igualdad que tanto se proclama en nuestro texto constitucional volvería hacer un ejercicio de escapismo en el fútbol nuevamente.
La cuestión, por tanto, es saber el escenario jurídico para defender estos contratos de estos miles de futbolistas de las distintas divisiones no profesionales.
Y si en esencia no podemos considerar como un cierre patronal, por el que tiene la competencia de no retomar la competición, la cuestión de fondo es qué tipo de cláusulas han de firmar estos/as jugadores/as respecto a cláusulas de suspensión contrato, y ¿qué efectos les produce? Se da una ¿suspensión real del contrato?
Lo que parece evidente que se produciría la exoneración de las obligaciones recíprocas de trabajar y de remunerar el trabajo. Al no haber trabajo, la cotización a la Seguridad Social también quedaría en suspenso, pasando los/as trabajadores/as a una situación de alta especial, sin derecho a la protección por desempleo ni por incapacidad temporal.
Por lo que se debería, y ahí el sindicato AFE, debería estar, negociar con el Ministerio de Trabajo la posibilidad de suscribir un convenio especial con la Seguridad Social a fin de completar su base de cotización por las contingencias de incapacidad permanente y muerte y supervivencia, derivadas de enfermedad común y accidente no laboral, jubilación y servicios sociales, durante el período que duren dichas situaciones (artículo 18 de la Orden TAS/2865/2003, de 13 de octubre).
Por lo dicho es absolutamente necesario hacer un diálogo sincero entre los implicados, no se pueden poner en peligro tantos contratos y puestos de trabajo, sin antes dar una solución a estos/as trabajadoras. En un estado de derecho, las decisiones cuando afectan a derechos, deben pasar por el escenario del consenso, pues de lo contrario se judicializarán y nunca beneficia a un deporte como el fútbol, del que tanto compromiso han demostrado, especialmente, las y los jugadoras/es de nuestros país.
María José López González
Abogada AFE
Manaos 9 de agosto de 2020