http://iusport.com/not/18171/la-dignidad-como-la-igualdad-en-el-futbol-femenino
El Athetic de Bilbao, en la liga de fútbol femenino ha ganado, recientemente, la competición deportiva en la que participaba. Además de aprovechar este artículo para felicitarlas. Me gustaría, focalizar, mi atención a la polémica surgida, que no se hubiera producido, si hubiera sido el equipo femenino, en torno al hecho de celebrarlo, a través del simbolismo de la denominada Gabarra – embarcación- como parece ser guarda la tradición de ese club, y que así se ha llevado a cabo cuando se han producido los triunfos por parte del equipo masculino.
La tradición es un hecho que conforma el uso de una costumbre. Y como la costumbre es la visualización del fútbol masculino. Cuesta iniciar el camino de ese reconocimiento, cuando el éxito proviene del equipo femenino. Con ser esto entendible, en el efecto de la fuerza de la costumbre. Resulta, no por ello, entendible, la escasa capacidad que se puede tener desde instituciones deportivas, respecto a la dignidad que encierran y guardan estas buenas jugadoras de fútbol. Que se han ganado el respeto y la consideración del resto de sus equipos, al llegar a lo más alto en la competición.
Es complicado, desde la óptica de una deportista, que el efecto mujer pueda seguir siendo un elemento de ralentización y reconocimiento de unos derechos, que una se gana en el terreno de juego. Y desde el ámbito del deporte, resulta siempre rechazable, por cuando, para muchos el deporte siempre simboliza los valores más intrínsecos al concepto de la dignidad humana. Deberíamos hacernos una reflexión en torno a este tema. La capacidad de una sociedad, y de sus instituciones para valorar el esfuerzo deportivo, que también llevan a cabo, como es el caso, de estas excepcionales jugadoras.
Esta reflexión no sólo proviene del concepto de la inequidad en el ámbito de una disciplina deportiva- el fútbol-, sino de la falta de consideración y respeto a unas jugadoras que han sido merecedoras de un triunfo colectivo, en un deporte que representa a muchos seguidores en nuestro país. No cabe, enarbolar, por lo que se demanda de este homenaje, una serie de proliferación de normas, por cuanto pudieran caer en la falta de igualdad entre compañeros en el mismo ámbito laboral. Y más, cuando hablamos de un club, con la historia y raigambre del Bilbao, que supo sortear la conversión en Sociedad Anónima Deportivo, en base al sentimiento asociativo.
Está mal que no se quiera ser justo, igualando ese reconocimiento a unos colores, que en este caso, representan las jugadoras de fútbol del Athetic de Bilbao. Porque podría haber jugado a favor del concepto de la visualización, una lucha que desde hace tiempo vienen poniendo de manifiesto el fútbol femenino. Y que, en este caso, podría haber contribuido a esa visualización, además de dar idea del convencimiento del respeto que se tiene a esas jugadoras, en comparación con sus colegas masculinos.
Ejemplos claros y significativos como éste evidencia que esto de la no igualdad no sólo está reflejado en un marco normativo que sigue lastrando al fútbol femenino y a su consideración profesional. Que ahí queda todo un recorrido por hacer y por comprometerse. Si no al hecho de ser incapaces de valorar lo que estas jugadoras han sido capaces de hacer, con esfuerzo, compromiso y tesón a unos colores. Es la pregunta que muchas veces me hago: ¿no representa igual una chica que un chico, a sus colores, cuando se compromete con todo su corazón en el terreno de juego? Merece una reflexión, porque merece una amplia reflexión el seguir situando la dignidad de las personas, por causa del sexo.
María José López González
Abogada