http://iusport.com/not/23781/-que-hay-del-deportista-por-que-no-se-siente-protagonista-de-la-estructura-del-deporte-
Nuestro país se sitúa en un holgado lugar, en el ranking internacional, de acuerdo a los méritos, casi en exclusividad de sus talentosos deportistas. Ahí están los pasados Juegos Olímpicos, Campeonatos Europeos y del Mundo. Y rankings internacionales.
Y, si observamos, su posición en la estructura del deporte, podemos vislumbrar que en los procesos electorales en los que andan inmersos las Federaciones su presencia y porcentajes en el cómputo de la Asamblea no pasa más del quince por ciento y siendo generosas. La inmensa mayoría de estos, especialmente, los del deporte individual y los deportes colectivos, que no sea el fútbol mantienen sus carreras a base de su pulso más personal, y el apoyo de sus familias y algunos sponsors. Ha decrecido en estos últimos años las ayudas públicas directas, y el Programa ADO.
Y aunque han aparecido nuevos programas, no sirven y han servido para consolidar sus carreras deportivas, como trabajadores del deporte que son. De hecho, conocemos que el setenta por ciento de los denominados deportistas de élite – los elegidos-, nunca han cotizado por ellos en la seguridad social, y permanecen ajenos a una regulación laboral, que les coloca en una situación de precariedad, que no se corresponde con lo que aportan y dan a este país.
Pongamos, por ejemplo, la normativa que regula el Alto Nivel, – Real Decreto 971/2007 de 13 de julio, que se ha quedado caduco tanto en la forma, como en el fondo. Cuyos efectos son tan paradigmáticos, que sirven para poco. Y es que podríamos considerar, por ejemplo, que todos los que están en la lista anual, en base a este Real Decreto tienen una relación contractual en base a la actividad física del deporte. Y no es así. Pudiera darse el caso, pero no significa más del cinco por ciento de más de tres mil deportistas.
Significa esto que se puede afirmar que gran parte de los deportistas que nos representan en las altas competiciones, como país, están sumidos en una situación de TRABAJO NO DECLARADO, como así lo ha denominado la Unión Europea, en el marco de la llamadaDecisión (UE) 2016/344 del Parlamento Europeo y del Consejo, de marzo de 2016, con la que se trata de luchar contra el trabajo no declarado en el contextodel espacio de la Unión Europea. Huelga decir que este país tiene una deuda contraída con tantos y tantas deportistas, que en un ejercicio de responsabilidad con su deporte, y de compromiso con su país, están inmersos en el submundo del deporte, como el submundo en el que las relaciones laborales no existen, a pesar de la consideración de un trabajador o trabajadora del deporte.
Sigue siendo, lamentable, por otro lado, que más del setenta por ciento de los deportistas que forman parte de las selecciones absolutas no tengan ningún tipo de seguridad social y cotización como tales trabajadores. Y se esté al socaire de los vaivenes de familias, sponsors y generosidad individual.
No es de recibo que no se haya planteado un Estatuto del Deportista, una cronología estatutaria del deportista, antes y después de su trayectoria en el mundo del deporte. Y no se haya puesto de manifiestos las innumerables situaciones de vulneración de sus derechos como trabajadores en un campo laboral, que les permanece ajeno. Nadie del mundo del deporte, y de las administraciones públicas, competentes en el deporte puede hablar de una labor bien hecha, si la inmensa mayoría de estos deportistas mantienen estas situaciones en precario.
Valgan algunos datos para ilustrar lo que asevero, por ejemplo, la no puesta en marcha de la famosa tarjeta de salud del deportista – articulo 49 L.O. 372013 de 20 de junio de protección de la salud y el dopaje- teniendo en cuenta el tiempo trascurrido desde la entrada en vigor de la misma; otra cuestión, el caduco Real Decreto 849/1993, de 4 de junio, por el que se determina las prestaciones mínimas del seguro obligatorio deportivo, con un cuadro que da espanto por lo que contempla y el tipo de prestaciones que estipula, que produce la indefensión hacia la salud con lesiones complejas a la inmensa mayoría de deportistas, ante pólizas firmadas por las Federaciones al precio más barato – y eso que estamos hablando de salud-.
Y así podemos continuar con la falta de respuesta a esas situaciones encaminadas al posterior momento de la trayectoria del deportista, que tanto han aportado a su país. Y si, por el contrario, tenemos países como Italia, Francia, Alemania, y Rusia, entre otros, que reservan puestos de responsabilidad y de proyección pública y social a sus deportistas, aquí en España nos hemos quedado con el hecho testimonial del reconocimiento al mérito deportivo. Que está más para la foto del político de turno, que para el reconocimiento de la sociedad.
Es lamentable, pues, que en un hecho tan significativo como es el deporte para la sociedad, y lo que engrandece la cohesión social en determinados momentos históricos, siga saldándose con un marco legal en el que el deportista no tiene apoyatura jurídica, desde el punto de vista laboral, económico y de reconocimiento civiles en sus Federaciones. Falta y ya es casi urgente un nuevo marco normativo que deje atrás una legislación que tiene treintas años tanto en la técnica jurídica, como en la caducidad de sus postulados.
María José López González
Abogada